Era una serie de operaciones llevadas a
cabo entre 1937 y 1938, las que más tarde recibirían el nombre de "gran
terror", en las cuales se vislumbran claramente tres dimensiones.
Llegó a conocerse ampliamente la purga
política, o la llamada "revolución de cuadros", que comenzó ya en
otoño de 1936. Eran los gerentes, funcionarios del partido, militares,
escritores y científicos, o la élite soviética, cuyos representantes se vieron
en el banquillo de los acusados durante los famosos procesos que se
desarrollaron en Moscú, quienes formaron nuestra noción inicial sobre las
víctimas del terror.
La segunda dimensión de éste está relacionada
con el cumplimiento de la orden Nº 00447 del NKVD (Ministerio del Interior) del
30 de julio de 1937, aprobada por el Buró Político del Comité Central del
Partido Comunista Bolchevique el 31 de julio. Ese documento, conocido como
"orden de la muerte" determinaba a los grupos "blanco" de
las represiones y las respectivas listas. Entre los "enemigos
tradicionales" del sistema (ex "kulaks" /campesinos ricos/,
"miembros de los partidos antisoviéticos", "participantes de los
grupos rebeldes, fascistas y de espionaje", personalidades religiosas,
etc.) surgió una nueva categoría, la de delincuentes (bandidos, saqueadores,
rateros, contrabandistas, estafadores, etc.). De este modo, los dirigentes
políticos, por una parte, criminalizaban la desobediencia espontánea que
existía en la sociedad, y por la otra, politizaban los delitos comunes,
igualándolos a la oposición al orden soviético.
La orden fijaba los grados de castigo: el
primero, la pena de muerte; y el segundo, de 8 a 10 años de privación de
libertad, así como establecía cuotas de represiones para las provincias, los
territorios y las repúblicas de la
URSS. En total, según esa monstruosa ley fueron condenadas
767 397 personas, de las que 386 798 fueron
fusiladas (datos de M. Yansen y N. Petrov).
Guennadi Bordiugov, jefe de proyectos científicos de
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