Ha
llegado para nosotros el momento más temido que esperado de recoger las ansias,
de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la patria no ven para
ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los
hombres que por una u otra razón nos ofrecen un cuadro de desdichas e
inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin
trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido
en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real...Con frecuencia parecen
pedir que gobiernen los que ellos dicen no dejan gobernar... pero en realidad
se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto, y entre ellos mismos
designan la sucesión. Pues bien, ahora vamos a recabar todas las
responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra
moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que sin poner remedio a nada,
dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril a que nos lanzamos por
España y por el rey.
Este movimiento es de
hombres; el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que
espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria
preparamos. Españoles: ¡Viva España y viva el rey!
La Vanguardia, 13 de septiembre de 1923
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