La tarea que
los agentes del Estado han de cumplir en el Congo es noble y elevada. Está bajo
su incumbencia la civilización del África Ecuatorial.
Cara a cara
con el barbarismo primitivo, luchando contra costumbres, de miles de años de
antigüedad, su deber es modificar gradualmente esas costumbres. Han de poner a
la población bajo nuestras leyes, la más urgente de las cuales es, sin duda, la
del trabajo.
En los
países no civilizados, es necesario, creo yo, una firme autoridad para
acostumbrar a los nativos a las prácticas de la que son totalmente contrarias a
sus hábitos. Para ello es necesario ser al mismo tiempo, firme y
paternal."
Carta del rey Leopoldo II de Bélgica a los Agentes del Estado del Congo.
Junio de 1897.
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