Americanos,
bajo cuyo nombre comprendo no sólo los nacidos en América, sino a los europeos,
africanos y asiáticos que en ella residen: tened la bondad de oírme (...)
Trescientos
años hace la América Septentrional de estar bajo la tutela de la nación más
católica y piadosa, heroica y magnánima. La España la educó y engrandeció,
formando esas ciudades opulentas, esos pueblos hermosos (…) Es llegado el
momento en que manifestéis la uniformidad de sentimientos y que nuestra unión
sea la mano poderosa que emancipe a la América sin necesidad de auxilios
extraños. Al frente de un ejército valiente y resuelto he proclamado la
independencia de América Septentrional. Es ya libre, es ya señora de sí misma,
ya que no reconoce ni depende de la España, ni de otra nación alguna. Saludadla
todos como independiente y sean nuestros corazones bizarros los que sostengan
esta dulce voz, unidos con las tropas que han resuelto morir antes que
separarse de tan heroica empresa
Agustín de Iturbide. Proclamación de
independencia de Méjico
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