La insurrección de junio de 1848 fue la más grande
y singular de las ocurridas en nuestra historia y puede que en todas las demás.
Los insurrectos combatieron sin grito de guerra, sin jefes, sin banderas y, sin
embargo, con una unidad extraordinaria y una experiencia militar que sorprende
a los más antiguos oficiales…Su finalidad no era cambiar la forma de gobierno,
sino alterar el orden de la sociedad (…) fue un combate de clase, una especie
de guerra civil (…) No fue la empresa de un determinado número de
conspiradores, sino el levantamiento de toda una población contra otra.
TOCQUEVILLE, Alexis de. Recuerdos
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